domingo, 31 de agosto de 2008

...Y el cielo cayó sobre nosotros

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30 de agosto. Último día de rebajas. Mi héroe necesita zapatos. La noche anterior ha habido una mega tormenta de madrugada. Oigo en la radio que han caido entre las 4 y las 7 más de cuatro mil rayos entre Galicia y aquí. ¡Uau! Nos preguntamos quién los cuentas y cómo. De mañana luce el sol y hace calor:. Me pongo faldita, top, sandalias.

Encontramos los zapatos ideales a la primera. Ventajas de tener un número no común. Yo tengo una talla estándar, no queda nada, menos mal que tampoco quiero. Las nubes empiezan a cubrir el cielo. En una acción desesperada entro en Zara y me compro esta chaqueta:
Seguimos vagando por diferentes tiendas. Cuando todos los objetivos son alcanzados nos ponemos en camino a casa. Estamos a unos veinte minutos. Empieza a llover. Menos mal que llevo mi nueva chaqueta. Al principio sólo son unas gotas, luego va a más. De repente, el diluvio universal. Como si nunca hubiera llovido, oye. Alguien ha abierto el grifo a tope allá arriba. Nos pilla de pleno. La ciudad se vacía. El paraguas no sirve de nada. Nos refugiamos como podemos. Tomamos un aperitivo a mitad de camino a ver si amaina. Nada. Hartos de esperar, nos lanzamos bajo la lluvia. Llegamos como dos pollos mojados. Dos minutos después deja de llover...

Estrelicias

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Me encantan las estrelicias. Me recuerdan a nuestra boda. Nos casamos en Tenerife, allí abundan estas flores. Lo primero que se veía al entrar en el club de golf, donde celebramos la fiesta, era un gran centro de estas flores. Era precioso.

En una de mis visitas a la isla, creo que hace unos nueve(?) años, compramos un sobre con cinco semillas de estrelicia. Las plantamos en este macetón. El tiempo pasó, no ocurrió nada.

La vida continuó y al enano nº2 le dio por decir que quería una palmera. Bien, las palmeras en Francia no son baratas y el tercer enano, que ya gateaba, era una mezcla entre Brutus (caimán en la película de "Los rescatadores") y Terminator. ¿Qué hacer? Nos compramos un paquete de dátiles y plantamos las pepitas en el macetón.El tiempo pasó, no ocurrió nada.

Llegó diciembre. Cerramos la casa, apagamos la calefacción , nos fuimos a Alemania por Navidades. Diez días después volvimos. Una hoja asomaba.¡Qué emoción!. Enano nº2 estaba encantado con su palmera. La mirábamos, la regábamos, le hablábamos...

El tiempo pasó. Aquello ya no parecía una palmera. Consultamos enciclopedias. No, aquello no era una palmera. Entonces me acordé de las semillas de estrelicias que habitaban el macetón antes de las pepitas de dátil. ¡Era una estrelicia!

Han pasado al menos siete años. No ha habido flores. Lo que si ha habido es una baby estrelicia. Ayer baby estrelicia fue transplantada a su propia maceta. Espero que este cambio no la disguste. A las plantas no les gustan los cambios... Esta es su nueva maceta. Si todo va bien, en no mucho tiempo habrá que volver a transplantarla a una maceta mayor.

¿Quién sabe? Tal vez dentro de otros siete años veremos alguna de estas maravillosas flores...

Nuevo vestido: ¿de verano o de fiesta?

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Este es mi nuevo vestido.

La costura siempre me ha fascinado. De un material prácticamente bidimensional, con unos cortes y costuras se transforma en un objeto tridimensional y dinámico. Es milagroso.

Cuando era pequeña y nos mudamos a esta ciudad, mi madre se encontró con una máquina de coser olvidada en la nueva casa. Ese fue el comienzo de mi relación con la costura. Desde entonces, durante mi infancia, venía una modista (E.) a casa una vez a la semana y confeccionaba ropa para mi familia o arreglaba los desperfectos: cremalleras estropeadas, rodilleras, etc. Mi madre se paseaba por la ciudad con un cuadernillo y dibujaba los vestidos bonitos que veía en los escaparates. Luego E. los transformaba. Siempre tuve mucha ropa. A mí me gustaba verla trabajar, la máquina de coser en movimiento, los patrones de papel de seda, los alfileres sujetando los cortes de tela... (además siempre tenía un montón de maquillaje y potingues en el bolso y me dejaba jugar con ellos) Después, cuando ya era un poco mayor, me enseñó a enhebrar la máquina, hacer las canillas y sacar los patrones. Mi madre debe tener todas las revistas Burda desde el '74; año arriba, año abajo.

Siempre había querido aprender a coser. El primer conato fue al comenzar la carrera. Había una huelga en la facultad. Para matar el tiempo me apunté a clases de corte y confección hasta que las clases comenzaron. El momento definitivo llegó cuando vivíamos en Brasil. La enana nº1 ya había nacido y me hablaron de una chica que enseñaba a domicilio. En teoría sé diseñar mis propios patrones, pero soy muy vaga. Prefiero comprar revistas y no tener que pensar tanto... Diseñar un modelo y trazar el patrón para ello es bastante difícil, casi una ciencia. Tienen mucho de cálculo matématico y visión espacial: arquitectura del cuerpo (¡vaya horterada!).

Este modelo sale una vez más de la revista brasileña Manequim, que recibo puntualmente todos los meses. ¡Cómo le gusta a los brasileños vestirse de fiesta! No me había dado cuenta en la foto, pero este vestido me parece que va a quedarse para Nochevieja, no me veo yendo al trabajo así. He tardado un año en hacerlo. El año pasado lo ví, compré la tela, saqué el patrón y lo corté. Todo iba viento en popa. El corte del tejido es lo más importante y lo había hecho correctamente. Esta tela tiene su aquel: la miras y se mueve, tiene vida. Me da pavor. Si lo cortas mal puedes despedirte, es casi imposible de arreglar. El primer paso estaba dado. Me puse a ensamblarlo, pero no me cuadraba. Es un vestido forrado, no se le ven la costuras interiores, queda perfectamente rematado. Total, lo dejé en barbecho. Al principio de este verano, de camino al trabajo, iba reflexionando sobre el vestido en cuestión. No me gusta darme por vencida. De repente lo vi claro. Comprendí cómo lo tenía que juntar para que quedara perfecto; y voilà: coser y cantar. !En un periquete estaba listo!

viernes, 29 de agosto de 2008

Lecturas veraniegas II: revistas

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Cullera está llena de franceses durante el verano. Son los exiliados de los años cincuenta que vuelven todos los años, junto con sus hijos y los hijos de sus hijos. Creo que el pueblo debió de quedar vacío en aquellos años. También se encuentran ingleses y, como no, alemanes; los japoneses de Europa: allá donde vayas te los encuentras (yo siempre los llevo conmigo).

Sea como fuere, allí se pueden encontrar revistas en alemán, francés e inglés. Compré Prima y Freundin (ya en la basura). Las elegí porque sé que traen manualidades y labores de punto. Además en el aeropuerto adquirí la Brigitte, me interesó la portada.
Cuando tenía diez y nueve años me aboné a una revista de este tipo. No me acuerdo del nombre. Tal vez ya ni exista. Tardé doce meses en darme cuenta de que siempre era lo mismo. Además me irritan las fotos de moda. Son "artísticas": ni ves el corte de la pieza, a veces ni el tejido, ni cómo queda.

A veces, mientras espero, me acerco al escaparate del kiosko de la parada del bus del cole de los enanos, . Mi intención suele ser comprarme una revista, nunca lo hago: me resultan aburridísimas. Resulta que las francesas y alemanas también. ¿Qué nos podemos encontrar? Siempre lo mismo:
  • sexo
  • últimas tendencias de moda (normalmente no muy práctico y con unos taconazos imposibles). A la primera ojeada es difícil diferenciar los artículos de la publicidad
  • publicidad encubierta de productos de belleza y colonias
  • entrevistas insulsas
  • recetas con ingredientes rarísimos
  • en primavera dietas fantásticas de cara a la operación bikini y tal vez alguna tabla de ejercicios para hacer en la playa o piscina
  • "Críticas" literarias y de cine
  • más publicidad encubierta de diferentes objetos inútiles que hay que tener. Es gracioso, las casas son cada vez más pequeñas, pero hay que tener toda clase de artilugios para vivir en ellas, hay que convertirlas en un bazar
En todo caso, Prima trae un patrón de jersey que no está mal, puede que me haga para el invierno y alguna receta que es factible. La otra trae un artículo sobre parejas que viven separadas porque así lo quieren. En Alemania como en España cada vez hay más gente que elige esta modalidad. Briguitte trae un artículo sobre los cuidados de belleza que llevan a cabo los hombres. Según esta revista, el 80% de los hombres se depilan axilas, pecho, brazos, piernas y zonas íntimas. ¡Qué mariconada! Es gracioso, porque las mujeres alemanas no se depilan; ni las axilas ni las piernas. ¿Será esta la causa de la baja natalidad en Alemania? Mi héroe no se depila, me gustan los hombres con pelo en pecho...

En fin, ahora esperaré hasta navidades para volver a acercarme a un kiosco. ¡He quedado saturada!

jueves, 28 de agosto de 2008

¡Al fin solos!

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J. y familia se han ido. Hemos pasado cinco días juntos. Estoy agotada. Tener visita es agradable, sobre todo si es un amigo que hace tiempo que no ves. Gracias a Dios es por tiempo limitado.

Nos regalaron este precioso ramo de flores . Ha sido un detalle muy bonito. Gracias.

Me he visto confrontada con un estilo diferente, diría que un planteamiento opuesto a nuestra manera de vivir y educar a nuestros hijos. Se me han planteado varias cuestiones:
  1. Cuándo estás en casa de alguien ¿debes ayudar en lo posible (recoger la mesa después del desayuno, etc) o debes comportarte como si la casa fuera tuya y tus anfitriones el servicio?
  2. ¿Es más educado adaptarte y agradecer lo que te ofrecen o, por el contrario, debes exigir todo lo que tienes en tu casa y seguir todas tus costumbres?
  3. Si por ejemplo tu hija decide que no quiere comer a la hora del almuerzo con todos, se levanta y se va, ¿debemos aceptarlo y recompensarla después con un helado y un paquete de galletas?
  4. ¿Qué es mejor, respetar los horarios de las comidas o comer dulces caóticamente ?
Las visitas tienen consecuencias para mi línea. Estaba llegando a mi objetivo. Soy como muchos de nuestros deportistas en las olimpiadas: no llego al metal, consigo el diploma olímpico. Mi opinión personal es que los españoles en verano tenemos que descansar, no podemos estar compitiendo a tope... En todo caso, es tremendo lo rápido que se dilata el estómago. Dos cenas fuera de casa a base de tapas y mis costumbres sanas desaparecen. En el restaurante no tengo disciplina, el pan me provoca y las patatas fritas me llaman. Ahora mi estómago se rebela y pide más. Por ejemplo en estos momentos. Menos mal que tengo una manzana conmigo...

miércoles, 27 de agosto de 2008

Nuevas sillas

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Estas son las nuevas sillas del comedor. Como se puede ver a simple vista, son totalmente diferentes a las que teníamos. Nuestro comedor viene de Brasil. Cuando estuvimos viviendo allí, este tipo de mesa, de mármol y cuadrada, estaba de moda. Nos gustó mucho el modelo. Pienso que ocupa menos sitio que las alargadas y facilita la conversación entre los comensales.Eso sí, tienes que pensar muy mucho dónde la vas a poner, porque luego es prácticamente imposible moverla con menos de cinco hombres... Además de la mesa compramos ocho sillas. La primera la rompió el enano nº 3 cuando tenía un año, escaló, se apoyó en el respaldo y se calló para atrás. Son esas cosas que ves venir, gritas ¡no!, sales corriendo para evitarlo pero llegas tarde. ¿A alguien no le ha pasado? La segunda la rompió mi hermano mayor las navidades pasadas (creo). No fue una sorpresa. Ya me había dicho un carpintero que sí, que muy bonitas, pero que están mal hechas, mal equilibradas y que esto iría pasando.

¿Qué hacer? Nuestras opciones eran dos, bueno tres:
  1. Tirar las seis restantes y buscar nuevas.
  2. Mandar hacer dos réplicas de las originales.
  3. Comprar dos sillas cómodas que nos gustasen y que no desentonasen mucho.
Ha ganado la opción tres. La primera queda descartada: estas sillas nos traen muchos recuerdos. La segunda era tentadora, pero si se van a seguir rompiendo...

Después de algunas visitas a varias tiendas de muebles, incluido Ikea, encontré estas sillas en Casa. Son cómodas, desde mi punto de vista bonitas y combinan con el conjunto. ¡Espero que no se rompan!

Bizcocho de Yogur con Arándanos

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Pero... ¡no es una galleta! En efecto. Aquí podremos encontrar todo tipo de delicias aptas para ser degustadas tanto en el desayuno como en la merienda: bizcochos, panes dulces, barritas de diferentes sabores... ya veremos.
Me encanta este molde. Mi abuela se lo regaló a mi madre y ella me lo regaló a mí, junto con otros aperos de cocina y el libro de Simone Ortega, un verdadero clásico: 1.080 recetas de cocina, cuando me fui de casa. De este tipo existe otro molde desmontable para hacer tarteletas que también me gusta mucho, mamá ¿lo pillas? Es un molde de los de antes, hay que secarlo inmediatamente después de lavarlo sino, se oxida. Me gusta su forma, más larga y estrecha y sus paredes con dibujos.

Como ahora somos muchos en casa a causa de la visita de J., se me ocurrió hacer este bizcocho para el desayuno. Es una variación del famoso bizcocho de yogur. En realidad esta receta la conoce todo el mundo, pero como he introducido alguna variación ahí va:

Bizcocho de Yogur y Arándanos

Ingredientes:
  • 3 huevos
  • un yogur natural
  • 3 medidas de yogur de harina
  • 2 medidas de yogur de azúcar
  • 1 medida de yogur de aceite de girasol (no me gusta el aceite de oliva para repostería)
  • 1 cucharadita de levadura química
  • el zumo y la ralladura de un limón
  • 300 gr. de arándanos congelados
Direcciones:
  1. Untar el molde con mantequilla y harina. Precalentar el horno a 180º.
  2. Mezclar los ingredientes exceptuando los arándanos, hasta obtener una masa homogénea.
  3. Añadir los arándanos y no revolver mucho.
  4. Hornear durante 45 min. a una hora.

martes, 26 de agosto de 2008

El Pagadín

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El pasado domingo el tiempo no animaba a ir a la playa. Menos mal que estos lares ofrecen alternativas muy atractivas si al sol le da por remolonear... Detrás de la casa de mis padres está la peña El Pagadín, que decidimos conquistar. La gente del lugar nos ha contado la historia del nombre de esta peña, puede ser verdad o un cuento chino... en todo caso, ahí va: el moro Almanzor subía con sus soldados los veranos a recoger los impuestos (en dinero y doncellas) y según la leyenda la transacción junto con el pago a sus tropas sucedía en la falda de esta peña y de ahí le vendría el nombre.

El Pagadín no es muy alto y es fácil de escalar, aunque incómodo si no se dispone de los zapatos adecuados, como nos sucedía a nosotros que íbamos con playeros. Además no hay senda o si la hay no la encontramos, así que subimos como las cabras: entre matorrales espinosos. Bajamos por el otro lado, sin arbustos pero con hierba bastante alta (afortunadamente seca). Puedo decir con orgullo que sólo resbalé una vez, lo cual es un hito pues soy bastante patosa...

Ya casi en la cima se puede ver por la izquierda la playa de Vega y por la derecha los Picos de Europa. Entonces comprendes lo aislados que hemos estado por aquí hasta hace poco. Por un lado un mar bastante traicionero y por los otros cadenas montañosas...

Picos de Europa de lejos...
... Picos de Europa con el zoom.Una muestra de la flora que se puede encontrar en la peña
Llegamos victoriosos. La verdad es que hubo momentos que sentí miedo, pues íbamos con dos niñas y, como ya he mencionado, sin el calzado adecuado, por lo que el peligro de resbalar era bastante grande. Pero se portaron como dos campeonas y, después de tres horas, llegamos a casa todos sanos, salvos, orgullosos y hambrientos.

lunes, 25 de agosto de 2008

Mi amigo J

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Este es J. con su familia.
J. fue mi primer profesor de alemán. Nos conocimos en el curso tandem que hay todos los septiembres en la universidad de Oviedo. Hacía ya unos siete años que no nos veíamos. Él y su familia han venido a pasar unos días con nosotros. Por supuesto, nuestra primera parada fue la playa de Vega.

El sábado tuvimos un tiempo excepcional. Hacía mucho tiempo que no me quedaba todo el día en la playa: me quemé. Creo que es la primera vez que me baño mañana y tarde en el norte. Es una experiencia totalmente diferente al Mediterráneo. La temperatura del agua era 20º, refrescante pero factible. Casi no hay algas y el agua está muy clara. Las olas son tremendos muros llenos de arena que se levantan ante ti y te arrastran. Es muy divertido jugar en ellas o contra ellas, como yo que casi pierdo el bikini en varias ocasiones... ganó el mar por goleada.

Ya que pasamos todo el día allí, había que comer. En Vega hay tres restaurantes y una caseta de helados. Nosotros siempre vamos al "Superman". Hay que darse prisa, porque en días como este al rededor de las tres ya no sirven más comidas. Fue mi héroe quien lo descubrió, no en vano es Superman su héroe preferido...
La comida aquí está bien servida, es casera y muy rica. Tienen una terraza con una vista preciosa hacia la playa y las raciones son más que generosas, vamos que tienes que compartirlas si no quieres enfermar de indigestión.

Los visitantes habituales de Vega son humanos, entre otros bichos. Pero esto no siempre fue así. La playa antes estuvo habitada o al menos visitada por dinosarios. He aquí la prueba:
Siempre es divertido ponerse las cholas e ir de expedición para ver las huellas dejadas por los dinosúarios hace tantísimos años.

B., la mujer de J., es una persona que no acepta el compromiso. Le da igual estar sola que acompañada, en su casa o en otra. Como consecuencia, en su presencia, yo también actúo así. Por la tarde, B. tenía muchas ganas de probar la sidra del lugar. En otros países también hacen sidra, pero es diferente. dulce, se toma caliente y tiene menos volumen de alcohol. El problema es que para que la sidra sepa verdaderamente bien hay que tirarla:
Menos mal que estaba mi héroe para hacernos una demostración. ¡Ah, qué refrescante y que bien entra una sidrina!especialmente después de varias horas al sol. Es el broche de oro para un sábado perfecto. Esta vez la predicción meteorológica se equivocó plenamente... qué bien!

viernes, 22 de agosto de 2008

¿Qué hay de cena?

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Macarrones con Espárragos Verdes y Champiñones
Ayer volvimos del tenis con hambre. No es de extrañar, ya que corrimos 20 min. después de la clase. Esta vez lo soporté mejor que el martes. La costumbre. Ya vamos alcanzando el nivel pre - vacacional... Mis agujetas se han transformado. Ahora es una especie de cansancio generalizado en las piernas. Del brazo estoy mejor, ¿quién lo iba a pensar?

En todo caso, abrí la nevera y vi espárragos verdes y champiñones. Muy bien, había que comérselos, que este finde nos vamos a la playa, aunque toque lluvia... Así que saqué el wok e hice esta salsa para comerla con pasta. No creo que esté descubriendo las Américas, pero puedo decir con orgullo que salió de mi cabeza. La receta:
  • Un paquete de macarrones o la pasta que uno quiera
  • Un paquete de espárragos verdes (400 gr)
  • Una bandeja de champiñones (300 gr)
  • Un brick de nata líquida (200gr)
  • 2 dientes de ajo grandes
  • aceite de oliva
  • queso parmesano rallado al gusto
  • sal
Lavar los espárragos y champiñones. Cortarlos. Cocinarlos a fuego medio fuerte en un wok o sartén.
Cuando los champiñones comiencen a soltar agua, añadir el ajo picado y la sal. Cuando ya estén hechos, añadir la nata. Darle un hervor y retirar del fuego.
Cocer la pasta. Escurrirla y añadirla a la salsa.
Poner todo el queso rallado que uno quiera. Servir inmediatamente.

Supongo que también se puede añadir pimienta recién picada y toda clase de especias como orégano, albahaca y yo qué sé qué más. A mí me gustan los sabores puros de los ingredientes, así que prefiero no usar muchas especias. Además se me hace la digestión más pesada, mi estómago nunca ha vuelto a ser el mismo desde el nacimiento de los niños...

¿Qué es esto?

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Hace dos días que empezé a alimentar a mis plantas con abono regularmente. Esto me hizo pensar en el momento que adquirimos cada una de ellas. Me acuerdo de todas excepto de esta:
No tengo ni idea del momento exacto que esta planta entró en nuestras vidas. Si planté una semilla o la compré así (pero sospecho que plantamos algo, los niños y yo). Ni de dónde vivíamos. Es más, no sé ni si quiera qué planta es. Puede que sea una palmera de algún tipo, pero no pongo la mano en el fuego... Sé que la maceta procede de Francia, y sé que antes que "esto" en ella vivía una alegría guineana que la enana nº1 trajo del cole cuando aún iba a infantil, ya llovió desde entonces...

Seguiré observándola, a lo mejor ahora que va a estar bien alimentada, crece más rápido y la incógnita se resuelve. Eso espero.

jueves, 21 de agosto de 2008

Round Comfort

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Antes de entrar en el horno:
Antes de entrar en la boca:
Estas galletas son las típicas cookies americanas, las chocolate chip cookies. La receta la encontré en internet ¡cómo no! pero desgraciadamente no he vuelto a encontrar la página. Sale de un recorte de revista que tenía guardado la abuela de la escritora. La belleza de esta receta no es sólo que están deliciosas, es su redacción; se demuestra que hasta con recetas se puede hacer literatura... Como no he encontrado el enlace a la página voy a traducir el texto, aunque una cosa es entender y hablar una lengua y otra muy distinta traducirla correctamente. No en vano hay una carrera universitaria que trata de eso.

Circula por ahí un artículo creo que del New York Times, en el que se asegura que hay que dejar reposar la masa en la nevera por lo menos treinta y seis horas. Yo suelo dejarla de un día para otro más bien por falta de tiempo . Esta receta es más radical y manda congelar la masa y cocerla luego directamente en el horno, sin descongelar... a mí me ha convencido ¡ sólo les falta ser pecado!


Por último, he usado dos tipos de chocolate, con 52% de cacao y 70%. Personalmente prefiero el chocolate de 52% para cocinar, me parece más untuoso y se derrite mejor en la boca. El de 70% me gusta para tomarme una onza a veces después de comer. Como no me llegaba lo que tenía en casa, pues mezclé. Además les he añadido un puñadito de nueces. Me gusta el contraste del chocolate medio derretido y dulce con la "dureza" y sabor de las nueces. Por último, no dispongo de gotitas de chocolate, así que pico el chocolate en trocitos, lo más uniforme posible.

Round Comfort (consuelo redondo)

La chocolate chip cookie es el deber y honor de todo chef americano. Existen muchas variaciones, las cuales resultan brevemente divertidas, rápidamente tediosas. Quédese con un enfoque racionalizado, muy achocolatado. Guarde esta receta en la memoria; le servirá como un sólido compañero en las decepciones, grandes y pequeñas.

Derrita una taza de mantequilla (200 gr). Otras recetas esperan que aguardemos tamborileando nerviosamente los dedos en la encimera mientras la mantequilla alcanza la temperatura ambiente. Ni se moleste. Derretir la mantequilla a fuego lento es una blasfemia, pero es mejor. Retire del fuego. Añada una taza y media de azúcar moreno (340 gr. aprox). El hábito común requiere una mezcla de azúcar blanco y moreno. El hábito común produce cookies rígidas. Azúcar moreno inalterado hace las cookies más dúctiles y receptivas.

Casque y añada dos huevos grandes. Remueva vigorosamente, para evitar que la masa no se junte. Añada dos tazas y 2 cucharadas soperas de harina (270 gr aprox), una cucharadarita de sal y otra de bicarbonato sódico. Luego, incorpore una cucharadita de vainilla (dos si necesita ánimos) y al menos 12 onzas de gotitas de chocolate (340 gr). No dude en picar el chocolate, pero tenga en cuenta que terminará con grandes pedazos y pequeños fragmentos, no inequívocas gotas.

Ahora deje la masa enfriarse en la nevera. Esto requiere disciplina. Haga bolitas con la masa refrigerada, más o menos de 2,5 cm de diámetros y secuéstrelas en una bolsa hermética en el congelador. En tiempos de preocupación, extraiga el número requerido, no más. Colóquelas en una bandeja sin engrasar y deslícelas en el horno precalentado a 325 ºF (160ºC). Esto sorprenderá las bolas de masa congelada, no dándoles tiempo para expandirse y volverse crujientes. En 9 ó 10 minutos se consolidarán en corpulento y comestible consuelo.

¡Ah! ¡Qué cómo estoy de las agujetas? Mejorando, gracias.

miércoles, 20 de agosto de 2008

Miscelánea

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Ayer por la noche pensé que hoy no me iba a poder levantar de la cama. Por las agujetas. Después de estar tres semanas sin hacer ejercicio, el domingo nos fuimos a correr. Nada exagerado, unos cinco quilómetros. Lo aguanté bastante bien teniendo en cuenta las circunstancias. Al día siguiente tenía unas agujetas tremendas. Bajar escaleras o sentarme era un tormento. Me daba la impresión de caminar como un robot, espero que no se haya notado...

Para mejorar las cosas el lunes empezamos el curso de tenis intensivo al que nos he apuntado. Nosotros no tenemos ni idea de jugar al tenis. el primer día nos presentamos con las raquetas de los enanos. Claro, esto no ayudó a nuestro estilo... Ayer fui hasta el Decathlón para subsanar esta carencia. La verdad es que una raqueta adaptada a tu tamaño y demás filigranas ayuda bastante. El tenis me parece un deporte bastante social y debe ser divertido poder echar una partida con amigos, hijos o familia. Este deporte me ha hecho descubrir un músculo, un tal flexor radial del carpo, del cual ignoraba su existencia. Quiero decir, ya sé que tenemos músculos por todas partes, pero este nunca me había dolido. Como esto siga así, mañana voy a tener que jugar con la izquierda.... Para rematar la jugada, después de la clase de ayer nos pusimos a correr otra vez. El plan era correr unos treinta minutos. A los veinte minutos me quería quitar el pelo de la cara, pero lo que pasó fue que mis piernas se pararon. ¡Tampoco voy a recuperar las tres semanas de pasividad en tres días!

El sábado pasado se me olvidó el neceser EN-TE-RO en casa de mi hermano mayor, con las prisas y los nervios de llevar a los enanos al aeropuerto para facturarlos. Hay que ver todo lo que una mete en el neceser. Desde lo más básico como el cepillo de dientes, hasta lo más importante como el inhalador. Eso me pasa por preocuparme de todo el mundo. Que si tienes la consola, que voy a hacer las camas, que esto y lo otro. ¿Por qué a mí nadie me pregunta si lo tengo todo? En fin, cuando mis padres vayan para allá espero que me lo traigan. Como resultado de este olvido el lunes fue el maratón de compras. Tenía varias recados en mi lista, siendo el principal de ellos reponer todos los potingues y artilugios necesarios para mantenerme estupenda. De paso, ya que estaba en el centro, se me ocurrió comprar los anoraks de los niños para el cole. Fue una misión difícil porque he constatado que este año se lleva el look bolsa de basura. ¡Se diría talmente que los anoraks están hechos con bolsas de basura! Cuando ya pensaba que lo tenía todo resuelto, me di cuenta de que faltaban algunos libros de lectura, que he ido a encargar hoy. También me he hecho con tierra y abono para las plantas, que ellas también tienen que comer...

Hoy es mi último día libre. Mañana me reincorporo al curro. Con esto mi rutina será completa. Yo soy un animal rutinario. Si me cambian la rutina me desconcierto y necesito unos días para readaptarme. ¡Qué se le va a hacer! Soy así de aburrida...

martes, 19 de agosto de 2008

Un nuevo top

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Tengo la fiebre del punto. No puedo parar. Me dan ataques, me puedo pasar años sin ni siquiera acordarme de que sé tejer. Pero ahora es todo lo contrario. Mi madre nos enseñó a hacer punto cuando yo tenía seis años y mi hermano mayor nueve. Hacíamos competiciones a ver quién conseguía hacer la bufanda con menos agujeros (puntos que se nos saltaban). Ganaba él.

Ver la tele sin más es un suplicio para mí, en realidad oigo la tele, pues normalmente estoy tejiendo a la vez. Hace como dos meses descubrí todos los jerseys que había empezado a finales de los ochenta y que nunca fueron terminados. Estas lanas tienen más años que mis hijos ¡Qué mayor soy! Dos tipos de lana ya han sido transformados en este top y una chaqueta larga de verano. Estoy trabajando en un top sin mangas, pero aún tengo material para varios años...

Antes de hablar de esta nueva obra tengo que aclarar que, aunque se ve un top, en realidad son dos y medio. Exceptuando las mangas, que no tuve que repetir, todo lo demás ha sido rehecho en algún momento. En otras cosas soy más descuidada, pero en cuestiones de punto, soy una perfeccionista. No soporto la idea de que esté pequeño, grande o haya fallos. Lo deshago todo y recomienzo. Un punto que no está donde debe destroza todo el proyecto.

Vaya por delante que me ha quedado perfecto, está igualito que en la revista, sólo que de otro color. Sin embargo, estoy decepcionada. Este top iba a ser para mi niñita, que ya no tiene ganas de vestirse como una niña... Por eso lo hice en la talla XS. Resulta que, según los británicos, la talla XS soy yo. Incluso me queda un poco grande. Digo los británicos, porque el modelo salió del Voguekinitting. Esta revista tiene modelos muy bonitos, pero las explicaciones no siempre son buenas, a parte de tener bastantes fallos. No hay nada como el Burda...

En fin, para verlo por el lado positivo: lo he acabado, ha quedado bien y la enana tendrá un top dentro de dos años...

Lecturas veraniegas I: Sherlock Holmes de Arthur Conan Doyle

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En la lista de libros de lectura para el curso que viene de mi hija mayor, estaba este libro:

Además el segundo enano se llevó este otro libro para leer:
pero luego le interesaron mucho más los de Jerónimo Stilton del enano nº 3, espero que ahora se esté leyendo este libro... mientras tanto, yo lo tomé prestado...

Después de Ortega y Gasset pensé que estaría bien leer algo más ligerito. Además, a partir de 30º C el cerebro me funciona más despacio aún.

La lectura es un tema que me produce ansiedad. Cuando pienso en todos los libros, clásicos me refiero, que aún no he leído, me dan hasta ataques de angustia. Cuando era una niña no leía muy bien, era un poco disléxica, así que mi madre me obligaba a leer en voz alta. En el momento de los dibujos animados. Me estoy viendo con el libro, en el comedor, gruesas lágrimas cayendo. Pero aprendí a leer bien: gracias mamá. Luego me convertí en una lectora empedernida, a los diez años me leí La Odisea, que me encantó. Muchos libros pasaron por mis manos. (Con diez años me parecía una tontería guardar los libros, creía que nunca se me olvidaría ni un sólo detalle de lo leído... ¡qué ilusa!) Sin embargo, siento que me faltan muchísimos clásicos por leer. Me siento una ignorante. Por ejemplo, todavía no he leído nada de Dostoevsky. ¿Cómo he podido llegar a estas alturas sin haberlo hecho? Por eso he decidido hace unos años sólo leer clásicos. Libros garantizados. Ahora hay tantos libros en el mercado... es difícil saber los que merecen la pena. Yo me he decidido por los que han resistido el paso del tiempo. Dicho esto hay autores actuales que me gustan como Paul Auster y Javier Marías... y me apetece mucho leer algo de Amos Oz.

Al grano. Sobra decir el tema de los libros cuyo protagonista es Sherlock Holmes: investigación criminal. Es un poco el precursor de la policía judicial o los métodos modernos de recopilación de pistas. Como no había bases de datos oficiales, Sherlock se compone una de diferentes temas y se sirve de su memoria extraordinaria. ¿Me ha gustado el Sabueso de los Baskerville? Sí. Me quedé un poco sorprendida de lo poco que Sherlock Holmes aparece. El peso, no sólo de la narración sino también de la acción, recae sobre Watson. Hasta ahora yo sólo había conocido a Sherlock a través de la tele. Como siempre, en el libro es más interesante. Watson es mucho más joven y, como anécdota, la frase "elemental querido Watson" no aparece. La historia está bien construida y la tensión dura hasta el final. El autor ofrece un cierre que explica todos los puntos oscuros de la historia tras el desenlace. Conclusión: a recomendar.

¿Qué hay de La Aventuras de Sherlock Holmes? Pues también muy bien. Algunas historias eran bastante evidentes, pero tengo que reconocer que otras consiguieron sorprenderme. En un momento de uno de los libros Sherlock dice que en la ciudad se vive más seguro que en los caseríos apartados, pues la policía siempre esta acechando y la presión social es grande, denunciando los ciudadanos cualquier irregularidad o ilegalidad. Esto puede que fuera así en el siglo XIX en Londres. Un siglo después y, al menos, en España, uno está tan aislado en la ciudad como en un caserío en medio de la campiña. Casí diría que la ciudad es un sitio peligroso.

Me gusta mucho la manera que tienen los británicos de tratarse. Siempre cordiales hasta para insultarse. Además son capaces de criticarse sin dejar de ser amigos. Esto en España es casi un imposible. Bueno, a lo mejor los ingleses no son en realidad así, pero en las novelas son retratados de esta manera.

lunes, 18 de agosto de 2008

¡He vuelto!

1 comentarios
Sí, las vacaciones en familia se han acabado. Encuentro que ir menos de dos semanas a cualquier sitio es casi imposible para mí. Necesito tres días para adaptarme y los dos últimos ya me estoy yendo. En total sólo disfrutaría de dos. Claro que a lo mejor mi mentalidad cambiaría. Espero no tener que acostumbrarme a tan sólo una semana de vacaciones en familia. La verdad, no entiendo por qué el número de separaciones aumenta en verano. Para mí es el momento en el que no hay presiones. No hay que cumplir horarios, no hay que entregar tareas, no hay exámenes, no hay que trabajar... que no apetece cocinar, pues se sale o se compra un pollo. Es fantástico.Es difícil resumir dos semanas en unas líneas.

Empezaré por desvelar nuestro destino:

Ir de vacaciones a un apartamento en la costa durante dos semanas es una mini mudanza. Al principio todo te extraña. Te confundes de cuarto cuando quieres ir al baño; hay que encontrar un nuevo sitio para el buffet del desayuno y para toda la ropa, los libros, la tortuga... A los dos días es como si ya fuera tu casa. Estás totalmente adaptado. Conoces el barrio, a los vecinos, las horas que da el sol en la terraza... como si siempre hubieras vivido allí.
En realidad no es difícil hacer un resumen, se consigue con tan sólo tres palabras: playa, piscina y paseo; pero ¡que rutina tan deliciosa!. Además los enanos ya no lo son tanto. Han ayudado en las tareas de casa, lo cual aumenta el sentimiento de vacaciones, considerando que estaban en casa para todas las comidas, cosa que no pasa durante el curso escolar. Es increíble la cantidad de comida que nos hemos cepillado y eso que a veces cenábamos fuera. Si listara los quilos de comida consumida no tendría espacio para escribir nada más, pero como sería aburridísimo me abstendré. Ya no hace falta que estemos vigilándolos todo el rato. A veces ellos se quedaban en la piscina y nosotros (mi héroe y yo) nos íbamos a la playa. Así da gusto.

Cullera no es sólo playa y paseo marítimo. Hay unas ruínas de castillo y un santuario y hasta el museo de la cueva de Dragut, unos de los más sanguiranios piratas jamás habidos que arrasó el pueblo en el 1550. El verdadero pueblo está alejado de la costa, de manera que es difícil imaginar que a pocos metros hay una playa maravillosa y extensísima, aunque ellos la divíden en varios nombres: de San Antonio, de Racó (nuestro trozo), del Faro...
Como la felicidad no puede ser completa, porque si no no la sabríamos apreciar en todo su esplendor, no todo es maravilloso en Cullera. Hay medusas. Estábamos nadando pacíficamente hasta la boya y menos mal que abrí los ojos porque si no meto la cabeza de lleno en una medusa. ¡Qué susto! La picadura no hace tanto daño, es como un ortigazo, pero lo dicho, casi me ahogo de la impresión. Ni que decir tiene que mis viajes a la boya quedaron suspendidos desde entonces. Los niños se lo pasaron en grande haciendo excursiones con el bote hasta allí para verlas y contarlas.
El paseo marítimo está regado de restaurantes y heladerías. Probamos algunas y puedo recomendar la heladería italiana ya cerca del faro y Kiwi en el centro mismo. También ruego encarecidamente a todo aquel que visite Cullera a no ir al restaurante Bariloche. Hacía mucho tiempo que no me ponían patatas fritas congeladas en un restaurante, encima frías. Las gambas al ajillo son un chiste de los malos, a parte de no saber a nada, vamos que eran congeladas y recalentadas, y el servicio pésimo: como no podían servir con un cigarrillo colgando de los lábios pues era un palillo, la camisa desabrochada hasta el ombligo y el pelo seboso y por los hombros. Un cuadro. Repito: no al Bariloche.
Pero, como todo tiene un fin, excepto las salchichas que tienen dos, pues llevamos a los churumbeles a Barajas, los metimos en un avión y los facturamos a pasar otras tres semanas con sus abuelos. ¡Qué lujo de vida!
Sobre libros, revistas y punto hablaré mañana.