miércoles, 24 de septiembre de 2008

La cena de mamá

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Imprime esta entrada Este martes le tocaba cocinar a la gran maestra: mi madre.

Es ella la que me ha transmitido la pasión por la cocina. Cocinar no es sólo mezclar ingredientes. Hay que decidir el menú: primero, segundo y postre. Tiene que estar equilibrado y ser acorde con la ocasión. Además hay que repasar la lista de ingredientes y conseguir los que nos falta, que a veces no es tan sencillo. Es una operación que ha de estar coordinada.

Como primer plato hubo Crema de puerros. Me encantan los puerros. Durante mis cuatro años en Brasil los eché enormemente en falta. Allí un puerro cuesta lo mismo que un manojo aquí. No forma parte de la cocina brasileña... Las cremas están riquísimas si se les añaden unos curruscos. Mi madre nunca se olvida de este detalle...
De segundo las albóndigas de Milagros. Mucha gente hace las albóndigas con salsa de tomate, pero de esta manera están infinitamente mejor, el secreto es doblar la cantidad de cebolla en la salsa. Ahora que lo pienso, no me imagino la vida sin cebolla, todo está más sabroso con ella. Para acompañar, no podía faltar un poco de arroz blanco.
Desgraciadamente, esta foto me quedó un poco oscura, pero como ya no nos quedan... ¡qué se le va a hacer!
El postre siempre corre de mi cuenta. Esta vez hice, ya que el otoño ha entrado, me decidí por una tarta de manzana, cuya receta me llegó a través de mi abuela Antonia. Es más bien un pudding... La receta aquí.
Si alguien está interesado en la receta de la crema o de las albóndigas, e incluso del arroz blanco que me ponga un comentario.

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