jueves, 23 de octubre de 2008

Algo pasa en Las Vegas

0 comentarios
Imprime esta entrada Debo reconocer: estaba totalmente equivocada con esta película y me arrepiento de no haberla visto en el cine. Pensé que era otra vez una ridiculización del matrimonio, tan de moda en nuestros días. Es todo lo contrario. Los actores lo hacen bien, me han convencido y he logrado olvidar sus nombres verdaderos. Como bono son guapos, cosa que empieza a escasear en el cine, van bien arreglados y hablan con bastante propiedad. Echo de menos el glamour...

Esta película me ha tocado la fibra. ¿Es original? No. ¿Llegará a ser un clásico? No. ¿Merece la pena? Sí rotundo. Me he pasado una hora y media con una sonrisa en los labios y alguna carcajada ocasional y se lo agradezco.

Esta es una película encantadora acerca del amor a primera vista y las tonterías que se pueden llegar a perpetrar si no lo reconoces. Me hace evocar buenos recuerdos, cuando conoces a alguien con el que puedes ser tú misma, cuando te sientes querida defectos incluidos, cuando encuentras a alguien con el que puedes imaginar un futuro, cuando crees que alguien te conoce y capta tu esencia con sólo mirarte, cuando te sientes protegida y te puedes abandonar sin preocupaciones. ¡Ah! ¡Qué tiempos aquellos!...

¿Creo en el amor a primera vista? Sí. No entiendo eso del esperar. ¿A qué? Si encuentras a la persona ideal para qué perder el tiempo. Coincide con mi teoría sobre la química: la mayoría de la gente nos es indiferente, unos pocos nos caen francamente mal y otros pocos nos caen bien espontáneamente y nos sentimos atraídos hacia ellos, hay química. Es nuestra parte animal.

En fin, que me gustó mogollón. La recomiendo a los románticos empedernidos con corazón blando, como yo.

En otro orden de cosas, ayer me puse un pantalón que, para usar la expresión de una amiga, me viola. ¡Qué incomodidad! No entiendo cómo hay gente que aguanta todo el día, día tras día con pantalones apretados. ¿Por qué me lo puse? Para recordar mis objetivos. Ya son dos años a un paso de librarme de los dos quilos que me sobran. Estos dos quilos viven alojados permanentemente en mi cintura. Esto siempre ha sido así y después de los tres niños no ha mejorado. La edad no ayuda tampoco. Lucho contra del tiempo y contra mi naturaleza ya que verdaderamente disfruto comiendo. Para acabar de arreglarlo, no importa las horas que practique deporte, no saco músculo: soy una ameba.

Hoy acabé de rematar mi apariencia con una conjunto que no me hacía ningún favor. ¡Pena me daba ver mi reflejo! Espero que se me quite el apetito... me tengo que dar ánimos a mí misma. Mientras tanto voy a merendar y luego al gimnasio...Continuará.

0 comentarios: