miércoles, 29 de octubre de 2008

La Enseñanza

2 comentarios
Imprime esta entrada A mi niño nº 2 no le gusta escribir. Al pobre nunca se le ocurrió coger un lápiz hasta que le obligaron en el cole. Siempre ha tenido dificultades, no le funciona bien el músculo en la mano. Cada curso mejoraba algo. No lo suficiente. Los libros que las profes le mandaban para los veranos no sirvieron para nada. Madres y padres del mundo: los libros para mejorar la concentración son una tomadura de pelo, a fijarse se aprende trabajando duro.

A lo que íbamos, la sangre llegó al río el curso pasado, cuando dejaron de corregirle los exámenes porque no eran legibles. Ni él entendía lo que escribía. No sólo era un problema de caligrafía, la ortografía bailaba igualmente, la presentación desconsoladora y la manera de escribir los números y las mayúsculas lamentable, lo hacía aún más complicado de lo que es. ¿Qué hacer?
  1. Digerir el shock.
  2. Diseñar un plan de ataque.
He aquí una muestra del pasado, en un día bueno:
Comencé buscando en la red (¿qué sería de mí sin internet?), encontré un artículo de un chico con la misma historia que mi niño (uno nunca está solo en el universo). Él había escogido una grafía para cada letra; cómoda, fácil y presentable. Luego las prácticó hasta dominarlas. También encontré hojas para aprender a hacer números , agrupados por movimientos de la mano y para practicar las mayúsculas.

A lo largo de tres meses no encerramos en casa después del cole: ni karate, ni natación, ni gimnasio para mí: escribir, escribir, escribir. Repetir, repetir, repetir. Esto sólo fue la primera fase. La segunda fase tomo forma durante las vacaciones escolares: 12 semanas escribiendo diariamente durante 45 minutos, lo que ha resultado en 4 cuadernos completos de pauta y casi uno entero sin pauta. Este es el resultado:
Fue posible gracias a su esfuerzo, en primer lugar, y a la paciencia infinita de sus abuelos, mis padres, que le dictaron día a día casi un libro entero. La letra de mi niño nunca va a ser bonita. Es presentable, es clara y ya no hace faltas de ortografía significativas. Estoy muy orgullosa de él. En el primer examen de lengua de este año ha sacado un 9, que era un 10 porque ¿alguien me puede explicar la diferencia entre indicar y señalar? el cambio de palabras ¿merece la penalización de un punto entero? Pienso que no. Seguiremos por este camino. Recordando que las mayúsculas se empiezan por arriba. Borrando los números cuando no están claros. Respetando los márgenes. Poniendo las tildes. Trabajando duro.

Los profesores son mi cruz. Desde que mi pequeñita con cinco años me exigió que le enseñara a leer y escribir porque se aburría en el cole, no he parado de hacer su trabajo. De aquella vivíamos en Francia. Después de tres años de pre-escolar, tocandose las narices la maîtresse y tocándosela a los niños, el primer día de cole llegó a clase, escribió una frase en el encerado y preguntó:
- ¿alguien puede leer esto?
con un par, oye. Seis horas o tescientos sesenta minutos o ventiun mil seiscientos segundos cada día en sus manos, pero el trabajo lo teníamos que hacer en casa. Eso sí, mucho ir a la huerta a plantar cebollas, mucho pintar, mucho cantar. Encima esta élite, pues no hay colectivo laboral que disfrute de más vacaciones, se creen que son los únicos que pueden transmitir el conocimiento. Hay que fastidiarse. Me gustaría que en este país la enseñanza en casa estuviera permitida. Me tendría que poner al día en un par de cosas, pero no lo dudaría. Cada año la enseñanza empeora. Algo va mal cuando en la clase de matemáticas 2º de ESO de mi enana suspenden casi todos. No creo que sean tontos. Algo va mal cuando las faltas de ortografía son generalizadas. Eso sí, en primaria muchos músculos y huesos, mucha cordillera cantábrica y Nalón, pero la ortografía, eso que antes se aprendía a sangre y fuego y para siempre, nada.

Seguiremos resignados mandando a los niños al colegio durante ocho horas diarias, para luego darles clases particulares en casa. ¡Qué cruz!

2 comentarios:

Una pulga más says:
jueves, 28 enero, 2010

Este niño va para galeno. Y yo sí que puedo leer lo que escribe, no me ha quedado ni una sola palabra que no entienda, cuestión de voluntad. La enseñanaza? desesperada me tiene. Ver como un niño con capacidad diez, te dice que se aburre como una ostra en el cole, que el profe de lengua, no explica solo subraya, como no puede atender debido a la jauría que se arma y se consiente en clase, y como después los castigos son generales. ¡Qué impotencia!
También clamo por la enseñanza en casa. El sistema educativo no funciona, la educación en la mayoría de los hogares tampoco, y una que intenta hacerlo bien se encuentra con el muro de la generalidad y la difícil tarea de educar sin hacer un niño "rarito"
Puff!!! mucho que hablar sobre este tema.

Ana H.H. says:
jueves, 28 enero, 2010

Bueno, Pulga, es que no encontré muestras de lo mal que escribía. De verdad que tenía un problema. Pero sólo desde casa fuimos capaz de atajarlo.
Lo de la enseñanza en este país es para echarse las manos a la cabeza. Se obliga a los niños a aprender como loritos, pero no a razonar, no a tener espíritu crítico, iniciativa, creatividad. Estoy hasta el moño. Lo que tengo claro es que estos enanos se van a estudiar la carrera a Alemania con una patada en el trasero. Allí es otro nivel. Los estudiantes se mueven, buscan, investigan, trabajan a la vez que estudian, son mucho más maduros. Así nos luce el pelo aquí ¿no?
Tienes razón, si me pongo con el tema no paro en varios días.
¡Paciencia!