domingo, 12 de octubre de 2008

Lisboa el domingo

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Imprime esta entrada El domingo fue un día malgastado. Una pena. Comenzamos con la tonelada de deberes de los niños. Otra razón para no emprender viajes aventureros durante la época de colegio.

Nos metimos en el coche y decidimos cruzar el puente de 25 de abril. Hasta ahí bien. A continuación nos perdimos y llegamos hasta el barrio de Belém. Me hubiera gustado visitar el Monasterio de los Jerónimos, la Torre de Belém, el Monumento a los Descubrimientos y, para coronar, probar los famosos pastelitos de Belém. Pensé que nuestro amigo se iba a encontrar con nosotros en breve y que no había tiempo. Aparentemente "dentro de un rato" significa cuatro o cinco horas. Así que acabamos visitando prácticamente los mismos lugares que el día anterior. Lo dicho: un dolor.

Me llamó la atención la manera de preparar las castañas asadas, con sal. El horno es diferente que aquí, que son fijos. Las bolsas están bien pensadas, pues son dobles, de manera que una mitad es para las cáscaras. Todavía no he decidido si me gustan con sal o sin nada. Creo que sin condimentos. Las castañas ya tienen bastante sabor, no necesitan potenciador.
Desde el barrio del Carmo se tiene una vista fantástica del Castillo de San Jorge. Esta fue la única novedad del día. Desgraciadamente nos llovío. Y bastante.
Y vuelta a la Alfama: la Sé...
... y a la Baixa: ascensor de Santa Justa, al anochecer.
Para rematar acabamos cenando con nuestros niños y los suyos en el chino de la esquina de su casa. Ochocientos veintiún quilómetros para comer chino. Una proeza. Dejaremos la cena con fado para la próxima vida, porque a mí se me han quitado las ganas de volver a Lisboa, y no es culpa de la ciudad.

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