jueves, 6 de noviembre de 2008

Tortura y placer

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Imprime esta entrada Este es mi compañero habitual los lunes y los miércoles en el gimnasio. Compañero es un apelativo cariñoso, más bien es un aparato de tortura.

Mientras los niños están en karate, en la clase de al lado, estoy yo sufriendo encima de una de estas bicicletas spinning, pared con pared. Ellos oyen la música a tope y yo oigo sus gritos de karatecas.

No me gusta el spinning, simplemente es lo que hay en ese horario. El momento en el gimnasio, que yo intento que sea diario, es mi momento. Es el momento YO. Es cuando estoy conmigo misma haciendo algo por y para mí. Exclusivamente. Por eso sigo yendo, no importa lo cansada que esté, las pocas ganas que tenga o lo fuerte que llueva.

Menos mal que la bici es fija, sobre una con dos ruedas en cuesta empinada estoy segura de que me caería, pedaleo tan despacio... de pena. No obstante tengo que admitir que he mejorado mucho en estos años (creo que este es el tercero?). Me acuerdo con horror de la primera hora de spinning. No tenía la ropa adecuada, me presenté con mi chandal gordo de algodón de estar por casa y salí de allí como un pollo mojado. Además no todas las bicis spinning son iguales, y aquel día me toco una dura, dura. Al menos eso me pareció. Pensé que iba a vomitar todos mis órganos internos, empezando por los pulmones; pero el orgullo fue más fuerte y resistí.

Me pregunto cuántos quilómetros habré ya recorrido encaramada en uno de estos aparatos, para no llegar a ningún lugar físico. Sí, he llegado a aumentar mi capacidad pulmonar, a desarrollar mi resistencia cardiovascular, a mejorar mi tono múscular y apariencia general... Además también he ganado algunos conocidos que, quién sabe, quizá con los años se conviertan en amigos...

Pero no todo va a ser sufrimiento. Lo que a mí me gusta de verdad es aerobic- step y puedo practicarlo los martes, jueves y viernes. Sorprendentemente, se me da bien. Soy capaz de seguir la clase sin problema, todos lo pasos sin importar los giros a derecha o izquierda que a S. o a A. se les ocurra meter. Soy un hacha. Aquí sí que disfruto. Como una enana. Como hoy. La música superbuena, la coreografía fantástica y un ritmo frenético. Inmejorable.

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