lunes, 22 de diciembre de 2008

Colonia

1 comentarios
Imprime esta entrada En Alemania, en diciembre, hay el Weihnachtsmarkt. Me encanta. Ya sé que aquí también hay un mercadillo, pero me gusta más en Alemania. Me gusta ver los stans con ceras naturales y todo tipo de artesanías, todo muy bien puesto y por supuesto bien caro (esto ya no me gusta tanto...). Este año llegamos a tiempo de verlo, así que nos fuimos el lunes a Colonia, para que los niños lo vieran y de paso visitar la catedral y la tumba de los reyes magos.
Escogimos uno de Colonia que está en la plaza de la Catedral. Al entrar tienen un belén.
Estas galletas son típicas, las regalan en cumpleaños o por que sí, tienen mensajes escritos, como "abuelo eres el mejor". La masa en sí no me gusta nada, tiene muchas especies, pero son muy graciosas.
Aquí tenemos al enano nº 2 comiendo reibekuchen, la versión alemana de la tortilla de patata. Cebolla y patata rallada y frita. Se come con compota de manzana o a secas y entra muy bien calentito cuando hace frío...
¿No son fantásticas las anuskas? Todo ese colorido...
Ya nos vamos del mercadillo para visitar la catedral. Los alemanes están muy orgullosos de la catedral de Colonia. La verdad es que es impresionante. Es la tercera iglesia más alta del mundo, que se dice pronto...
Sólo el remate de las torres ya mide nueve metros. Verdaderamente cuando la construyeron se propusieron llegar al cielo! Impresionante. Siempre están arreglándola por un lado o por otro. Lo que todavía no se les ha ocurrido es limpiarla. Una pena.
Por dentro también es grandiosa. A parte de las dimensiones, está llena de ventanales algunos antiguos y otros modernos. Supongo que muchos fueron destruidos en la 2ª guerra mundial, pero otros debieron ser desmontados a tiempo. Como este.
Esta es un nuevo ventanal que está siendo muy criticado:
A mí me gusta, es como una imagen pixelada, muy colorida. Imagino que será precioso cuando el sol brille a través...
No nos podíamos olvidar de la tumba de los reyes magos. Se puede ver en la distancia. Casi como la mona lisa. Está dentro de una urna y a su ver fuertemente vallada. Es comprensible. Si esto lo hubieran hecho así desde el principio en nuestra Cámara Santa, otro gallo nos cantaría.

El padrino de la enana, R., vive en Colonia. Aprovechamos para encontrarnos y pasar un rato juntos.
De paso conocimos a su hijo, T.
Después de unas horitas bebiendo chocolate caliente y otras cosas, volvimos a casa. Esta vez usamos el metro.
En conclusión un día redondo.

1 comentarios:

Ana María Hernáez says:
sábado, 03 enero, 2009

¡Qué ojos tan preciosos!