domingo, 15 de marzo de 2009

Lourdes

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Imprime esta entrada Es el fin de nuestra semana blanca. Lourdes nos queda a tiro de piedra así que decidimos visitarlo. El lugar es impresionante. Espacioso. Bonito. Sedante. La foto superior ilustra lo primero que vimos al entrar en el recinto.

Paseando tranquilamente llegamos al río y a la gruta donde la Virgen se le apareció a Bernadette varias veces, la primera el 11 de febrero de 1858. En estas apariciones, entre otras cosas, la Virgen confirmó el dogma de la Inmaculada Concepción, declarado cuatro años antes por la iglesia católica.
Se puede leer a los pies de la estatua lo que la Virgen le dijo a la niña:
  • Que Soy Era Inmaculada Concepciou.
Casi, casi español. Francia ha trabajado duro y fuerte a partir de la revolución para centralizar y unificar el país. Incluyendo la lengua, claro.

Delante de la gruta y la fuente que la misma Virgen le indicó a Bernardette hay unos bancos donde se puede rezar y escuchar misa cuando la celebran ahí. La gente recorre la gruta y toca las paredes con sus manos. Impresiona. También hay una urna de intenciones para la Virgen. Los niños y la abuela escribieron su oración. Leo en la red que el agua de la fuente es purísima y las bacterias no sobreviven en ella. Esto da que pensar.

Las velas no caben en la gruta, así que a la derecha de la misma hay un lugar protegido del viento donde se pueden encender y dejar.
¡Angelitos!
Nos damos la vuelta para visitar las basílicas. En Lourdes también hay un castillo-fuerte. No sé nada sobre esto. Quedará para la siguiente visita.Visitando las diferentes basílicas, me doy cuenta del sentimiento de desamparo que nos acompaña desde la noche de los tiempos. Son diferentes iglesias, cada una en su estilo. Todas muy bellas. Sus muros están tapizados de intenciones: gracias por una curación, gracias por salvar a nuestro hijo de la droga, gracias por curarme de cáncer... se me agolpan las lágrimas. Siempre que estoy en un lugar donde se unifican los sentimientos de muchas personas me pasa lo mismo. Me emocionó. He venido hasta aquí por una propuesta de mi mejor mitad, pero si lo hubiera planificado no me hubiera salido mejor. Acabo de leerme Los Milagros de Nuestra Señora y no podría estar mejor preparada.

Esta es una de las cúpulas por fuera. El enano nº3 quedó verdaderamente impresionado por ella.
Esta es la cúpula por dentro.
Nos acordamos del abuelo, que no está con nosotros, y se nos ocurrió llevarle un poco del agua de la fuente. Los enanos fueron corriendo a comprar una botellita y ¡dicho y hecho! Un recuerdo de Lourdes.

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