martes, 21 de abril de 2009

Real Juvencia 2 - Centro Asturiano 6

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Imprime esta entrada Tercer partido del Torneo de Barrios de Oviedo - Fútbol 8.

Nos tocaba jugar contra el Real Juvencia. Por fin, la victoria.

Al poco de comenzar el primer tiempo, el árbitro pita un penalty inexistente a favor del R. Juvencia. Aunque nuestro portero adivina el trayecto del esférico, éste entra en la portería. Uno-cero vamos perdiendo.
Esto desconcierta bastante a nuestros chicos. Además los del equipo contrario juegan un fútbol sucio, de muestra esta foto. De hecho, en la segunda parte vieron una tarjeta roja. En eso el fútbol ocho es como en hockey sobre hielo, supone un castigo de varios minutos fuera del campo.
A pesar de que nuestro equipo está nervioso, conseguimos igualar el marcador al poco, pero inmediatamente después, gracias a un despiste de la defensa, nos meten otro. Dos-cero a favor del R. Juvencia.

Uno de los héroes de nuestro equipo es el portero.
En primer lugar, hace falta valor para estar sólo frente al peligro: a pesar de la defensa, al final el que tiene que defender la portería es el portero.

Nuestro simpático guardamente es el único que tiene visión de juego. Desde su posición ve los huecos en la defensa y adivina los movimientos e intenciones del contrario. El pobre se pasa gritando todo el partido, repartiendo órdenes, colocando a sus jugadores. ¡Vocifera hasta desde el banquillo!
Casi al final de la primera parte, cuando vamos ya empatados a doses, le pegan un cabezazo del trece a mi niño. Me tengo que reprimir para no saltar al campo a consolarlo y, de paso, comerme al zopenco que le ha hecho esto. ¡A ver si me lo dejan tonto! Claro que él se va expusado. Un consuenlo.
Durante el descanso, el entrenador le canta las cuarenta a sus chicos. Era justo y necesario. Afortunadamente surtió efecto. Fue la gran remontada.

Los muchachos se dejaron de tonterías y de nervios. Comenzaron a jugar al fútbol. Empezó la fiesta de goles, hasta sumar seis. A pesar de las faltas del contrario, estaban imparables. Otra muestra del fútbol sucio del R. Juvencia: a un jugador de nuestro equipo le rompieron las espinilleras. ¡Menos mal que las llevan!

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