martes, 16 de febrero de 2010

El guardián entre el centeno, J. D. Salinger

7 comentarios
Imprime esta entrada Hace poco murió J. D. Salinger (Jerome David). Cuando me enteré de la noticia, tengo que reconocer que me dejó fría. No sabía quién era este señor, no me importa reconocerlo. Resulta que tenemos no uno, sino dos libros de este autor en nuestra biblioteca. Yo, como siempre, sin enterarme. Que ¿por qué tengo este libro en mi casa? Pues fue una lectura de Bachillerato de mi mejor mitad. Quiero contaros las diferencias entre Alemania y España en la lectura de los libros en el cole. En Alemania el profe sugiere unos cuantos libros, se vota, se compra el libro y se lee como lo hacemos en ratoncill@s de biblioteca: reflexionando sobre lo que nos evoca el texto, el estilo del autor, la época en que fue escrito, la personalidad de los personajes... Resumiendo: dándole al magín. Eso sí, en un curso escolar tal vez se lean dos obras. ¿Cómo leemos en el cole en este país? Tuve que hacer un esfuerzo. No me acordaba. No me dejó huella. Mala señal. Supongo que nos leíamos el libro y el profe nos soltaba una conferencia sobre su opinión de la obra en cuestión. Tal vez tuviéramos que hacer un resumen. A los enanos hoy en día, en su cole, les hacen un examen después de la lectura. Preguntas del tipo: ¿cómo se llama la hermana del protagonista? y demás detalles irrelevantes. Todo con el propósito de controlar que se lo han leído. Vale, aquí leen más libros, pero ¿les ha servido para apreciar la literatura, para desarrollar una mirada crítica, para aprender a reflexionar, a expresar sus ideas, a plasmar sus sentimientos por escrito u oralmente, finalmente a usar su materia gris? Tristemente, no. Una razón más por la que Alemania es un motor de Europa y nosotros no.

Cuando un libro me gusta, me obsesiono. Quiero saberlo todo del autor, quisiera hablar con él, conocerlo, tocarlo. Me pone triste acabar el libro. Es como una dolorosa separación de los protagonistas, con los que he convivido durante la lectura. Esto es lo que me ha pasado con esta novela. La última vez que me dio tan fuerte fue con Peter Pan, de J. M. Barrie. Aquí, entre nosotros, dejé de leérmelo un par de semanas, para que me durara más.

Vamos con el libro. El título no nos dice nada, porque hace referencia a una canción, cuyo texto el protagonista retoca. ¿De qué va? El protagonista es un chico de 16 años, en plena crisis de adolescencia. Atrapado en la tierra de nadie. Entre una infancia que no quiere abandonar y el mundo de los adultos que no entiende. No queriendo crecer pero comportándose como lo que el cree que un adulto hace. Protegiéndose detrás de un muro de indiferencia. Todo el mundo debería leerse este libro. Los que tenemos un adolescente en casa, para aprender a comprenderlo. Los que no lo tienen, para rememorar esta época.

Cuando Salinger escribió El guardián entre el centeno, tenía 32 años. Increíble. ¿Por qué? Porque capta a la perfección el conflicto de esta edad. Esa época por la que todos tenemos que pasar, independientemente de nuestra condición. Al protagonista todo le enerva, nada le importa verdaderamente, todo lo exagera. Adolescencia en estado puro. Además está escrito con el lenguaje irreverente de la etapa vital y lleno de tacos. En la época (1951) un escándalo, hoy en día casi un chiste. La obra, aunque muy dramática, está escrita con humor. La tensión va creciendo, de manera que durante el último tercio temes por Holden, el protagonista. Es una obra redonda, pero para apreciarlo hay que leerse de nuevo la primera página, después de acabar de leer el libro, se entiende.

Por último, un poco sobre la vida del autor. J. D. Salinger sirvio en la 2ª Guerra Mundial, tomó parte en el desembarco de Normadía, con la infantería. Esta vivencia lo dejó marcado para siempre. No me extraña. No debió ser bonito. Total, que a lo largo de su vida se volvió cada vez más huraño y alejado de la sociedad. Si durante la lectura del libro lo admiré, al saber esto mi admiración se ha vuelto infinita.

Si habéis llegado al final del rollo: ¿qué me decís? ¿Conocéis el libro? ¿Cómo leíais en el cole? ¿Cómo leen ahora? ¿Cómo fue vuestra adolescencia (o está siendo)?

7 comentarios:

Una pulga más says:
martes, 16 febrero, 2010

También me sucede la obsesión con un libro.
El último La Regenta, lo leí, lo leo. Me documento sobre se ubica cada escena, me meto en la sociedad de la época, creo que tiene muchas similitudes con Madame Bovary, al relatar una sociedad burguesa y unas costumbres encorsetadas y basadas en la apariencia.
El guardián del centeno, no lo leí ni tampoco nada del autor, pero por como lo resumes me parece muy interesante, y me pondré con él cuando termine La Visigoda de Isabel San Sebastián.
La lectura en el colegio, creo que no fúe muy productiva, las obras que tienes que leer no están adecuadas a la edad y madurez. Recuero con agrado Juan Salvador Gaviota, La Perla, y el viejo y el mar. El resto no me ha quedado en la memoria, supongo porque no me aportaron nada en ese momento.
Ahora leen igual. En casa el peque es un lector compulsivo, le seleccionamos libros y hasta ahora vamos acertando. Le impactó mucho cometas en el cielo y el niño con el pijama de rayas.
Mi "adolescencia" sigue siendo, y espero no perderla nunca, al menos en esa faceta de rebeldía contra lo establecido y la curiosidad insaciable de aprender cosas nuevas.
Un besín

Bridget says:
miércoles, 17 febrero, 2010

Hey, yeah, The Catcher in the Rye. I think I have it around here somewhere. I originally read it for English class in high school, then again later on. It's one of the few assigned books that a lot of my classmates liked. You're right, it does really speak to the adolescent mind, and maybe to the parts of adolescence we hold onto.

Ana H.H. says:
miércoles, 17 febrero, 2010

Pulguilla, yo la curiosidad por aprender la ubico más bien en la infancia. Normalmente los adolescentes se creen que lo saben todo, desprecian cualquier información que venga de alguien adulto, lo mismo le pasa a Holden. Esta etapa de la vida tiene aspectos positivos, como todas, pero la verdad, es bastante angustiosa. Sientes la angustia de estar dentro de un cuerpo cambiante, que no controlas, eres plenamente consciente (por primera vez) de ti mismo y de los demás, por lo tanto te preocupas de lo que piensen de ti. No controlas tus humores ni estados de ánimo, por un lado quieres independencia, pero viene unido a la incertidumbre del futuro, hay que empezar a elegir por ti mismo. No lo envidio, ni lo echo de menos.

En el cole algunos libros de lectura obligatoria sí dejaron huella, me gustaron. Si tengo que decir cuál me gustó más, creo que fue el Lazarillo de Tormes. Pero simplemente me gustaban o no. No hacíamos ningún ejercicio de análisis o de reflexión. Una oportunidad perdida.


Hey! Bridget! Welcome back! Are you red like a lobster or did you have enough blockscreen cream? I really felt sorry for Holden. He's so lost. This part of adolecense I don't miss or envy. I also think one should read this work once one's out of it. I wouldn't give it to enana nº1 for nothing now. I could be counterproductive.

Una pulga más says:
miércoles, 17 febrero, 2010

Pués fijate que difiero un poco en el concepto de la adolescencia.
Creo que se ponen la coraza de que lo saben todo para suplir la inseguridad. Pero escuchan-amos a los mayores y muchas veces repetimos en otro escenario lo que nos enseñan.
Nos admiran en muchas cosas y te sorprenden en conversaciones con sus amigos repitiendo alguna de nuestras aficiones, consignas.
Tengo que confesar que reviso las conversaciones del Tuenti del peque sin que lo sepa y a veces me sorprendo gratamente.
besín
P/ que tal la peque por Londres?

Ana H.H. says:
miércoles, 17 febrero, 2010

Estoy de acuerdo contigo, Pulguilla. Simplemente, a la cara no lo reconocen. Antes muertos que sencillos, como dice la canción. Y está bien así. ¿Cómo si no puede uno descubrir o crear su identidad? es el momento (que dura varios años)de aceptar lo que nos gusta de nuestra educación y rechazar lo que no nos parece bien. Es el momento de tener nuestra propia opinión. Pero es necesario también aprender a fundamentarla y defenderla con argumentos. Luego, según vas creciendo pones todo en su justo lugar, si consigues madurar.
La enanina todavía no llegó. Su vuelo tiene retraso, los pobres... me parece que se levantaron de madrugada para nada. Supongo que se lo habrá pasado de película. A ver qué cuenta.

Besos

Madrina E. says:
jueves, 18 febrero, 2010

En mi caso, igual que Conguito, la lectura de libros en el cole pasó sin darmen cuenta. Nos obligaban a leer libros clásicos que no se correspndían con la edad y era un rollo impresionante. No se comentaba nada sobre el fondo, por lo menos que yo recuerde. Los únicos que me gustaron fueron también el Lazarillo de Tormes y El Camino de Miguel Delibes. En el cole de mis peques hay un plan de lectura que me parece bastante bien. Van todos a la biblioteca cada quince días y eligen un libro (correspondiente a su edad) y tienen que hacer un pequeño resumen. Lo más positivo, pueden elegir ellos lo cual es una responsabilidad y también una motivación. Al hacerlo en grupo, los compañeros comentan los que más les han gustado y se recomiendan unos a otros, eso está genial, a mi ya me hubiera gustado.
Tiene muy buena pinta el que acabas de leer, lo tendré en cuenta.
Yo no volvería ni loca a la etapa de la adolescencia, prefiero la juventud y la madurez, je,je.
Besos.
E.

Ana H.H. says:
viernes, 19 febrero, 2010

Me parece de maravilla lo que hacen en el cole de tus peques. Hace poco nos sacamos todos el carnet de la biblioteca pública, que tenemos a un paso. Es fantástico. No sólo tienes libros, C.D., películas, además hacen sesiones de cine, cuentacuentos, teatrillo...
Besos